sábado, 19 de marzo de 2011

A MÍ NO ME GUSTA BAILAR

El humo empezó a cubrir la pista de baile, las luces se volvieron más intermitentes y como un escenario de guerra la masa acudía al encuentro, a la lucha cuerpo a cuerpo. Pensé que con tanto humo no sería fácil que reconozcan mis torpes pasos pero no fue así, poco a poco se fue disipando el ambiente y quedamos todos desnudos, frente a frente, como en una orgía, observando nuestros pasos y movimientos. Solo pude pensar ¡Carajo, no sé bailar!

Muchas veces he recordado pasajes parecidos. Para mí es muy difícil salir a bailar sin tener una buena excusa o simplemente sin estar bajo el efecto del alcohol. Esa incapacidad me ha llevado a una serie de problemas en mi socialización, evitando situaciones y perdiendo muchas oportunidades. Pero la pregunta es ¿qué implica no saber bailar? O en todo caso, la pregunta general ¿qué significado de baile generamos los que compartimos comunidades pasajeras como la discoteca o locales? ¿Existe algún tipo de sanción social hacia el que no baila? Pareciera que al constituirse la danza en una demostración de un cierto poder físico genera elementos de identidad, poder, conflictos y (definitivamente) hábitos de comunicación, incluso para los que no se sienten parte del ritual. A continuación describo algunas observaciones basadas en ciertas malas experiencias.

Lección 1

Bailar podría ser definido como una forma de expresar nuestros sentimientos y emociones a través de gestos finos, armoniosos y coordinados. El baile, en muchos casos, también es una forma de comunicación, ya que se usa el lenguaje no verbal. Es una de las pocas artes donde nosotros mismos somos el material y punto de atención[1]. En esta definición de Wikipedia encontramos elementos que nos van a servir para el análisis.

El baile es una forma de expresión y sentimientos. En muchas culturas las danzas representan momentos de alegría, temor, ironía, deseo o simplemente cortejo. No solo en comunidades humanas encontramos que el baile expresa, también lo encontramos en el mundo animal, de donde provenimos. Muchos animales utilizan la danza para conseguir pareja y para eso hacen un ritual físico con la finalidad de llamar la atención y minimizar a la competencia. Necesitan demostrar que tienen todas las cualidades para aparearse con éxito. Podríamos decir que en estos grupos existe una especie de “sanción social” hacia los que no pueden lograr articular los pasos requeridos. Esa “sanción” consistiría en que ese individuo quede relegado del apareamiento ya que se asume que es inválido para el acto y que sus genes no son buenos para darle la fuerza necesaria a la especie. Hablar de movimientos coordinados en el contexto humano implica el conocimiento de las normas del baile, saber qué movimientos realizar en determinados momentos de la música. Es un momento en el que el cuerpo se hace parte de una masa que lo absorbe siempre y cuando cumpla con cierta exigencia ritual. No es extraño ver que para cada danza hay una fuente “oficial” que guía los recursos y normas que deben ser utilizados. En muchos casos estas fuentes son los autores de la danza, videoclips o personas con cierto prestigio social que plantean una propuesta de baile. En nuestro contexto humano donde no solo existe sanción social (que sería la de dejar aislado al individuo, pero dejándolo procrear siempre y cuando demuestre otras cualidades) sino también identidades, moral y un sentido de solidaridad hacia el imperfecto se producen frases como “no importa, solo déjate llevar”. También existe el alcohol y sobre todo la complicidad de la oscuridad. En el contexto humano (al menos donde yo vivo) la danza no es algo fundamental pero sí muy relevante y dependiendo de los grupos sociales marca la pauta de la socialización.

El baile es una forma de comunicación pero no solo en el ámbito no verbal. Los movimientos articulados o no, armoniosos o no, comunican, pero también el significado del baile, los discursos que están detrás y que se reconstruyen (por ejemplo el reggaetón tiene mucho de discursivo respecto a su demostración de hombría, el rol de la mujer, su propuesta frente a los problemas sociales, entre otros temas) y también el acuerdo de la sanción o prestigio social que se produce muchas veces entre silencios o conformando masas aclamadoras y actuaciones que facilitan las relaciones sociales. A partir del espacio simbólico conocido como discoteca y su dinámica esencial, el baile, se constituyen redes sociales que van generando, a partir de micro espacios, significados del contexto, de los actores, de los rituales, del actuar pertinente, de las estrategias y de las actuaciones. Porque definitivamente a un lugar de baile como una discoteca confluyen múltiples personas con distintos fines y distintas historias. Al final todo pareciera como si fuera un lugar donde solo se baila, pero hay más y esos encuentros y desencuentros se producen en el marco de las formas de comunicación establecidas al interior del espacio.

Nosotros mismos somos el material y punto de atención. El baile actúa entre situaciones de estructura y personalidad. Entre dictaduras y libertades. La pista de baile es el espacio donde solo existe una masa amorfa en movimiento, no es una danza colectiva, es solo una acumulación. En las discotecas nos hemos acostumbrado a hacer bulto, la gente no baila sola por su lado, baila en pareja y en masa. Intenta amoldarse en el movimiento, como los animales. Lo que le permite al individuo llamar la atención frente a su grupo es exponer su personalidad a partir de la innovación de ciertos movimientos que resalten pero que no desentonen con los acordes expresados en el baile masivo. La música invita a la expresión personal particularizada, a dar lo mejor de sí, a atraer y para eso debemos dominar ese escenario general que fuerza pero que invita.

La pregunta que gira alrededor es ¿y qué pasa con aquellos que no son virtuosos para bailar y no generan armonía? Rompen la estética creada y son sometidos a una sanción social definida en base a las características del grupo. A veces es un poco desagradable ver algo que no corresponde con su imagen establecida. ¿Cómo expresa el que no tiene el mecanismo de expresar?

Lección 2

Aun recuerdo algunas primeras impresiones sobre las discotecas en mi adolescencia. Veía a la gente bien arreglada, con trajes sugerentes y con una actitud distinta. Siempre había escuchado muchas historias de amor que se desarrollaban al interior. En los distintos grupos de amigos se hablaba de las conquistas, de las nuevas experiencias y de los famosos “agarres” que se producían en las discotecas. La mayoría pensaba que perdería su virginidad al ir a una fiesta, pensábamos que el alcohol, el roce, las palabras en el oído, la sensualidad de los movimientos nos dirigiría inevitablemente a una relación.

Para iniciar el ritual lo primero que teníamos que hacer era preparar la apariencia. Teníamos que ponernos ropa pertinente, no formal para no aparentar demasiada seriedad, ni tampoco muy informal para no parecer inmaduros o pandilleros. Cada uno construía su imagen y se armaba con elementos que le servirían en el momento de la negociación simbólica entre géneros. Eso sí, no se podía utilizar nada que recuerde la niñez o valores relacionados. Esas son las primeras reglas impuestas por el contexto. Todo tiene un tono como de ritual de iniciación de la hombría o la femineidad. Es muy interesante recordar toda esa preparación porque era un momento en el que los adolescentes teníamos que desdoblarnos y pensar como las mujeres y a la vez seguir pensando como hombres. Es decir, teníamos que pensar en qué pensarían ellas al vernos y cómo no dejarnos llevar por ese pensamiento para no perder nuestra identidad masculina. Entonces teníamos que buscar una imagen de una persona casi arrebatada pero a la vez sensible y atractivo.

Lo segundo es preparar la estrategia. Antes de cualquier contacto primero el relajamiento. Unas buenas cervezas o lo que actúe de trago. Mientras, se debe buscar en el lugar algunas primeras presas, alguien que no parezca muy experimentada ni muy inocente. Alguien accesible. Lo otro es ver si tiene compañía o si es difícil acceder a ella por su grupo. También tiene que haber un acuerdo de cómo pedir la cita del baile. Existe un consenso implícito de que las mujeres tienen la obligación de bailar con todo aquel que tenga la cortesía de sacarla a bailar. Para evitar situaciones incómodas las mujeres han inventado una serie de salidas diplomáticas con la finalidad de no manchar su imagen y no ser consideradas como “creídas” o “sobradas”. Lo que se produce también es una adecuación de una relación horizontal o de una búsqueda de cierta asimetría positiva para el hombre. Siempre me pregunto por qué en la mayoría de los casos las mujeres no son los que dan el primer paso en la invitación del baile o al iniciar una relación. Y no me pregunto del por qué de las causas (que puede ser por el hecho de guardar las apariencias y no parecer una persona “fácil” o “aventada”) sino del por qué sabiendo que esa práctica las coloca en una posición subalterna no ponen de su parte para cambiarla. Lo que genera esta práctica es que se vean obligadas a elegir a partir de una oferta no determinada por ellas y que su capacidad de satisfacción de demanda se vea limitada por la valoración de su imagen en el grupo masculino.

Regresando al ritual. Una vez que se inicia el baile, dependiendo del grado de confianza entre los participantes, lo normal es que las personas no se miren. Ambos van buscando un punto fijo dónde concentrar su atención. Tampoco se pueden romper las distancias debido a que se puede parecer torpe o ansioso. Lo normal es que empiecen algunas conversaciones e invitaciones susurradas. Se puede ir probando muchas situaciones parecidas con bastantes personas hasta que pasen probablemente tres cosas: que el individuo pueda unirse al otro grupo, que ambos grupos se junten, o en el mejor de los casos, que las dos personas se separen momentáneamente de sus grupos para conversar y establecer contacto a solas.

De estas interacciones podemos establecer una serie de conclusiones. Que el baile para que se despliegue en todo su esplendor demanda cierto conocimiento de la persona con la que se baila. El hecho de que no exista contacto visual no nos permite ser exagerados con los pasos. Definitivamente ése no es el momento para demostrar las cualidades físicas. Puede decirse que es un momento de evaluación. Otra conclusión es que si no hay contacto visual el ritual es infecundo y se convierte en una simple cortesía.

Es interesante observar cómo los grupos van haciendo manifiestas sus intenciones. Siempre me he preguntado al ver a las mujeres con vestidos sugerentes si todas ellas tienen la intención de conseguir una pareja o siquiera una aventura. Su apariencia engaña y sugiere a la vez. Una respuesta común es “simplemente busco divertirme” la cual encierra una serie de estrategias que buscan ocultar una intención no reconocida: ser atrayente a la demanda masculina que es dictadora para este tipo de mercado. Las cosas son claras, como mencioné líneas arriba, los hombres casi siempre son los que eligen a los sujetos de su interrelación y las mujeres deciden en función solo de la oferta presentada. Muy pocas veces dan a conocer su demanda pero han desarrollado estrategias de atracción más sutiles. Por otro lado es interesante ver cómo los grupos masculinos, con intenciones firmes de conseguir una experiencia sexual (no necesariamente coital), asumen las reglas establecidas en la discoteca de seguir los pasos pre establecidos en la normas del espacio: invitar a alguien a bailar, conversar, compartir, lanzar comentarios sugerentes y luego de ciertos indicios dejar caer la propuesta final. Las mujeres por su lado tienen una deuda con la apariencia: no deben permitir que se les note a ella como las primeras interesadas y su accesibilidad tiene que estar adornada con ciertos reparos. Pienso que todo tiene que ver con la necesidad de ambos grupos de guardar las apariencias y crear imágenes que correspondan a esa actuación. Las cosas serían más fáciles de sincerarnos todos y confluir en un deseo compartido simplemente dialogando. Pero no es así, como decía Ernest Cassirer somos animales simbólicos y hemos creado un universo en el cual existen discursos, sentidos, rituales, valores, etc. y ese universo es la cultura. También dice que el hombre no se enfrenta directamente con las cosas sino con las imágenes que ha creado de ellas. Entonces tenemos que sujetarnos a lo que ese mundo simbólico dice y en este caso lo que dice es que para comenzar una relación hay que seguir los pasos. Hasta ahora todo parecería lógico, pero lo que me preocupa es ¿y qué pasa con aquellos que no pueden insertarse en el ritual? ¿Cómo logran generar también poder y qué estrategias generan?

Lección 3

Lo anteriormente contado pertenece a un momento adolescente, cuando empezaba a observar a las personas en su medio y me sorprendía la forma cómo cambiaban su aspecto, su voz, su trato e incluían en su forma de ser aspectos sensibles que eran parte de la actuación. No falta decir que en mi caso no sabía cómo comportarme debido a que no podía entrar a la pista de baile sin sentirme la vergüenza de la fiesta. Bailaba por compromiso, sin ritmo, sin orientación y es cuando empecé a darme cuenta que no podía avanzar en el proceso. A lo que me llevaba la situación era a permanecer expectante, sentado y bebiendo. Lo que me preguntaba era dónde habían aprendido los demás a bailar si hasta hace poco solo sabían jugar fútbol o golpearse. Me di cuenta que el éxito en espacios así parecidos en el que la figura femenina aparecía como trofeo eran indicadores de una adquisición de hombría y que muchos de los que nos alejábamos teníamos que buscar otras formas de demostrarlo también. En mi caso empecé a acercarme más al heavy metal. Pero había casos de compañeros míos que mantenían un rechazo total y muchas veces eran excluidos. Pienso que se debería a que muchas veces la interacción entre amigos se reducía a la invitación a la fiesta.

Y entonces podemos definir a la discoteca o al lugar del baile como un territorio de poder. Llevar a alguien hacia ese territorio es análogo al de una araña y su telaraña. Puedo confirmar esta hipótesis luego de observar que en una fiesta del colegio los profesores nos invitaron a bailar como si estuviéramos en la discoteca. Su objetivo era inculcarnos prácticas más sanas y menos rodeadas de alcohol, entonces aquellos individuos que bailaban dejaron de hacerlo. Y dejaron de hacerlo porque los habían descontextualizado, porque otro manejaba el espacio, el poder no era de ellos.

Para esa edad la discoteca era el espacio de poder, junto con el campo de fútbol, más importante en la definición de identidades. Pero el espacio de la discoteca era más interesante porque entraba una nueva categoría: la apariencia. En esa época muchos empezaron a cambiar sus ropas, formas de hablar, tratos, jergas, etc. Mucho de eso se debía a los nuevos grupos organizados en los que se reproducía estas nuevas prácticas influenciados muchas veces por grupos mayores o por íconos de la música que empezaron a aparecer en la TV. Entonces había un plus en el poder que otorgaba la discoteca que era la capacidad de encarnar otro ser, otra persona. La transformación era un ideal casi absoluto. Los cambios que al inicio eran pequeños luego se hacían casi irreversibles.

Lección 4

Durante la adolescencia no asumimos muchos roles en la vida. El reconocimiento de nuestra individualidad y el inicio de la vida en un mundo simbólico marcado por las imágenes hacían que espacios como las discotecas sean determinantes. Pero luego a lo largo de la vida vamos encarnando otras actividades que nos definen: la profesión, el trabajo, la familia. Entonces nuestros espacios de interacción se multiplican. Por ello ir a una discoteca ya no es lo fundamental o el elemento sobre el que gira nuestra hombría y nuestra identidad. Debido a eso la sanción social se reduce y las personas se hacen más comprensibles. Pero ello no quita que el baile sigue siendo un espacio de definición.

Lección 5

Antes de iniciar el baile en la discoteca nuevamente un pequeño relajo, cerveza y comida. Esta vez no somos grupos con un objetivo definido tampoco hay una demanda de hombría o femineidad. Pero han surgido otros elementos.

Mucha gente se concentra en la pista de baile. La mayoría son personas que ya se conocen. A la vez que van bailando, van hablando y riendo. Algunos de ellos son parejas, otras tienen un trato bastante cercano y otros mantienen una distancia apropiada. También se puede ver gente que no se mira, como cuando éramos adolescentes. Probablemente no se conozcan y la invitación haya sido para romper el hielo entre ellos. Dentro de la estética desplegada todos saben bailar y los movimientos no desentonan. Algunos tienen mejores pasos, otros simplemente utilizan movimientos sencillos sin tratar de aparentar nada. A medida que va avanzando la noche los cuerpos se relajan y empiezan a improvisar ciertos movimientos que no estaban en el libreto. Muchos de ellos son celebrados, muy pocos sancionados.

Alrededor, en las mesas, muchos grupos dialogan. Los que más salen a bailar son los grupos mixtos. Pero también existen grupos solo de hombres y grupos solo de mujeres. Estos grupos permanecen mayor tiempo aislados. En el caso de las mujeres es más fácil que puedan salir a bailar entre ellas, pero en el caso de los hombres es casi imposible debido a que tienen aun una deuda con la definición de la masculinidad. Dependiendo de los casos la unión de los grupos demora cierto tiempo. Pero aquí lo interesante es que la mejor arma para llegar a la socialización es la capacidad de bailar. Una experiencia con alguien que no sabe bailar es casi infecunda, rompe con el patrón establecido.

En la adolescencia la búsqueda de una relación muchas veces era un mandato casi dictador debido a que no se contaba con muchas experiencias y había que acumular. Pero en una edad adulta en la que los acuerdos son más sencillos ya no es urgente seguir todo el ritual. Ahora se ven más seguidos grupos mixtos y la interrelación entre parejas se da de forma más sencilla. Pero ocurre que en muchos casos las personas que bailan se han conocido en otros roles y el baile se convierte en una última demostración de comprensión entre ambas personas. Muchas estrategias de conquista tienen a la discoteca como su último recóndito. Lo que se busca es que a través de una demostración física íntima se pueda sorprender a la futura pareja y llevarla a participar de una situación en la que los cuerpos reflejen los sentimientos.

Conclusiones

Mi análisis no sería pertinente en la medida de que al no saber bailar no debería asistir a estos lugares pero siento desde hace mucho tiempo que para expresar la alegría las personas centralizan el ritual en un espacio de baile. Una vez asistí a una fiesta de promoción donde yo era el padrino y para celebrar el apoyo me hicieron bailar. Para salir a des estresarnos en la oficina vamos a bailar. En los cumpleaños los celebrados tienen que bailar así como los invitados. En el interior del país no salir a bailar en las fiestas es como no guardarle afecto a la tradición.

Existen discursos que no necesariamente tienen que hacerse expresos al momento de la interacción, es como si la acción llevara de forma intrínseca nuestras ideas. El ritual es uno de los momentos en los que el sentido se expresa a través de la acción. Pero en el caso de la incapacidad hacia ese ritual tenemos que hacer saltar los discursos “disculpe, no sé bailar” “no me gusta esa canción” “para la siguiente” “soy metalero, me gusta poguear”. Entonces tratamos de decir que no es que estemos en contra de la tradición sino que simplemente somos incapaces de reproducirla. Suena raro.

La sanción social en una edad adulta depende del grado de interpersonalidad previa que se tenga entre los participantes del baile o del grado de confianza que se genere en el momento. El que no baila puede hacer payasadas o mantener un único paso sobrio. Lo primero es muy difícil entre personas que no conoces, lo segundo es lo más recomendable, lo malo es que puedes llegar a aburrirte a horrores.

Este análisis trivial sobre algo tan superficial es en realidad una muestra de cómo están estandarizados masivamente nuestros rituales. No es algo que pueda demostrar empíricamente pero siento que los medios han jugado un papel decisivo en la homogeneización de nuestros gustos. Actúa una especie de dictadura de la diversión, como en el caso del modelo económico, si estás en contra entonces quedas fuera de toda posibilidad. Es como un discurso hegemónico que te dice qué tienes que hacer para divertirte y sentirte “parte de”. Yo estoy fuera de eso pero me arrastro a ese espacio constantemente porque es la esencia de lo social: celebrar y divertirse.

Por ello nunca me cansaré de decir: QUE VIVA EL METAL!!!!!!

sábado, 26 de febrero de 2011

El viaje hacia el mar... una historia de observación participante


Un día a Rodríguez; uno de los hombres más respetados de Minas, un pueblo del interior en Uruguay; se le ocurre llevar a conocer el mar a cuatro de sus amigos: Rataplan (el barrendero), Siete Tres (el vendedor de loterías), Quintana (el enterrador del cementerio) y Vasco (un parroquiano bebedor con pocas ganas de hacer amistades). El más emocionado con el viaje es Rodríguez quien les ha dicho a todos que el mar es una cosa espectacular. Rataplan, Siete Tres y Quintana no están muy seguros de eso y se aventuran al viaje sin muchas ganas. A Vasco lo recogen en estado de ebriedad en la calle y también se suma al descubrimiento. Hasta aquí todo sería una historia simpática pero cotidiana. Lo que le agrega un sentido especial al relato es un forastero que llega al pueblo y sin otro plan urgente decide acompañarlos a ver el mar. Cuando Rataplan, Siete Tres y Quintana le preguntan el por qué si el ya lo había visto él responde "para ver cómo lo ven ustedes".


La frase del forastero es lo que le va a dar sentido a la historia. Descubrir el descubrimiento de otros. Lo que Giddens llamaba, refiréndose a la actividad fundamental de las ciencias sociales, la doble hermenéutica, el interpretar las interpretaciones de los actores. Entonces se producen una serie de diálogos en el camión que los lleva a conocerse mutuamente. Para el forastero (que nunca llega a decir su nombre ni contar su historia lo cual coincidentemente habla una lejanía metodológica con los sujetos de estudio) conocer a sus intérpretes es fundamental para reconocer sus descubrimientos.


La historia no cuenta peripecias épicas ni nudos trascendentales. Un recalentamiento del camión, la búsqueda de agua, la necesidad de comer antes de ver el mar, entre otros, son los únicos elementos que van a ir condicionando la historia. Esta sencillez en la dinámica y en los eventos constituye el acercamiento a la cotidianidad, un espacio que no genera mayores sorpresas en los intérpretes porque pareciera construido con el mismo material con la que está construida la vida del investigador. Lo que el film cuenta es el proceso de descubrimiento de los actores, es el acompañamiento en el cual el sujeto observador como los actores del proceso van cambiando e interactuando sus puntos de vista.


Esta película me gusta particularmente porque muestra la actitud del sujeto que observa participativamente que se deja llevar por la situación y llega a establecer una relación horizontal entre actores sin la necesidad de ponerse por encima. Para él el mar no significa mucho porque es parte de su experiencia previa, sin embargo ese conocimiento no le genera sentimientos de superioridad, tampoco intenta atraer la atención hacia él. Lo que busca es abstraerse de esa primera experiencia para darle el valor suficiente a sus interlocutores. Esta actitud del investigador es una actitud que considero pertinente en el trabajo de campo. Lo importante es no atraer la atención de las personas que intentamos concocer porque alteramos la valoración de la experiencia en nuestros entrevistados. A veces solo es necesario introducir ciertos elementos que permitan reconducir las conversaciones pero sin buscar el protagonismo. Por ello la actitud que observamos en el forastero durante la película me parece un buen ejemplo de cómo ir construyendo una relación dialogante donde se pueda generar sinergias y un clima cálido.


Puedo hacer un contrapunto con la actitud de Rodríguez quien también es un observador del descubrimiento pero desde una perspectiva yoísta. Rodríguez descubrió el mar hace mucho tiempo y busca que los demás compartan esta experiencia. El problema es que él observa las cosas desde su propia cosmovisión y no se adentra en la forma de ver las cosas de los demás a pesar de que convive con ellos en el mismo espacio. Él espera encontrar una actitud positiva y de sorpresa en sus amigos pero, por el contrario, ellos llevan hasta el final una actitud de desconfianza. Su imagen es la imagen del pesimista que no entiende por qué los otros no valoran lo que él valora.

Hasta acá solo he arrastrado a un campo epistemológico actitudes naturales. El forastero es un escritor interesado en conocer, en vivir la vida, pero no es un investigador. Rodríguez es un sujeto muy buena gente, todo un caballero, pero no un investigador etnocéntrico. Quizá lo que me pareció interesante fue la coincidencia de la presencia de dos miradas muy comunes en la investigación representadas en una historia sencilla pero maravillosa. Se la recomiendo a todos...

martes, 5 de mayo de 2009

La construcción de la Tesis

04 de mayo de 2009

Este es el relato de una experiencia en vivo de la culminación de todo un proceso, del inicio de una experiencia casi civilizatoria académicamente. Me propongo a continuación cruzar la frontera que divide a los eternos estudiantes de los profesionales hechos y derechos. El presente relato inicia con el gusto amargo de escuchar la eterna pregunta: ¿y para cuando tu tesis? Pregunta que por demás es bastante oportuna ya que me encontraba en una situación casi estancada luego de haber culminado mis estudios de pre grado en la universidad. Pregunta que suena cada vez más frecuente luego de ya haber transcurrido año y medio de haber culminado formalmente la carrera. Espero que estas líneas le puedan servir a otras personas que se encuentren en similar situación.

El objetivo es poder construir un cuerpo armónico de conocimientos y técnicas que refleje la búsqueda de una propuesta de investigación en el ámbito teórico y metodológico. Para nada pretendo trabajar con la autoridad de definir una ruta en el proceso, sino simplemente dar testimonio de mi experiencia. Me sirve este espacio también para trasladar al espacio público mi compromiso de culminar con éxito mi búsqueda. Y allá vamos...

La elección del tema

Quizá la parte más complicada de la elaboración de la tesis sea la elección de un tema. A lo largo de mi carrera pensé mi tesis como un gran acontecimiento en la historia de la Escuela de Comunicación Social, pero a medida que fueron transcurriendo los años la pienso como una necesidad inmediata que no tiene mayor gloria que la de simplemente existir.

Los temas por los cuales recorrí en este lapso fueron diversos y variaban según mis lecturas, mis experiencias laborales y según la moda intelectual de estudiar tal o cual tema. Pasé por intentar definir la comunicación intercultural, la comunicación rural, la comunicación y la ciudadanía, la comunicación y la identidad, la incidencia política, etc.

Creo que luego de haberme adentrado medianamente a cada uno de estos temas puedo decir que sé de todo un poco y no mucho en realidad. Mi falta de orden en mis lecturas, mis grandes expectativas al iniciar las reflexiones me hicieron ver que más allá de una carencia teórica metodológica carecía de todo una disciplina no solo académica sino personal que se iba desarrollando progresivamente.

Para iniciar con el planteamiento de mi tema mencionaré que en estos días me encuentro elaborando un proyecto de desarrollo con un grupo de compañeros de la universidad
[1]. Esto me llevó a elaborar una serie de interrogantes al respecto de nuestro tema: las juventudes.

Definida así en plural, esta categoría social se presenta como uno de los grupos más dinámicos de la sociedad y como una de las grandes preocupaciones políticas de los últimos tiempos ya que en cuestión de años este grupo poblacional se convertirá en un mar de nuevos ciudadanos responsables a la vez de nuevos individuos y de nuevas relaciones sociales. Este grupo siempre ha estado allí presente y hasta la actualidad ha venido construyendo su propio proceso de inserción a la dinámica social. Pero este devenir ha ido variando de acuerdo a los cambios estructurales que ha presentado la sociedad las últimas décadas.

Para graficar este punto puedo mencionar algunos comentarios de jóvenes organizados que trabajan en pro del desarrollo local juvenil. Ellos afirman que los jóvenes en la actualidad ya no se organizan para solucionar algo o que si lo hacen estas organizaciones se convierten en pasajeras e inmediatistas. El paradigma utopista que caracterizaba a los jóvenes del siglo anterior se ha perdido casi completamente y son los conflictos entre nuevos y viejos sentidos de la política, de la comunidad, del desarrollo lo que van a marcar la actual interrelación entre grupos sociales.

El tema se hace más interesante cuando de por medio se inserta la acción de las instituciones como los gobiernos locales los cuales al tener responsabilidad directa con la conducción del desarrollo en sus comunidades entran al terreno del diálogo con sentidos clásicos de la construcción del consenso en torno al progreso. Estos sentidos entran en conflicto con los dinámicos sentidos de progreso y desarrollo de los jóvenes y sus organizaciones produciéndose un camino espinoso y denso de consensos y disensos. Podría inferir a partir de este razonamiento que los jóvenes simplemente no se comunican ni comparten espacios en la gestión pública, pero necesitaría conocer el inmenso entorno que rodea este accionar para plantear cuáles son los significados generados en estos nuevas comunidades de sentido. Este último punto sería el objeto de estudio de mi investigación.

Para definir en términos técnicos mi planteamiento podría decir que pretendo investigar los elementos y lógicas que caracterizan las nuevas comunidades de sentido de los jóvenes y sus organizaciones, así como las lógicas de las cuales parten los gobiernos locales para construir los escenarios de la interrelación social. Para darle mayor fuerza a mi investigación pretendo estudiar las características de las arenas y territorios en las cuales ya se desenvuelven estas interrelaciones. Tamaña tarea realmente.

El ámbito de estudio es el ámbito de intervención del proyecto que estoy trabajando con mis compañeras y compañeros: los distritos de Lima Este (El Agustino, Santa Anita, Ate Vitarte, Chaclacayo y Chosica). Tendría que delimitar aun más el espacio en el que desarrollaría mi intervención, así también elegir un espacio que me sirva como punto de comparación con la cual mi tesis pueda hacerse más íntegra.

Pero lo primero en este momento es nutrirme acerca del tema. Por eso voy a empezar a leer libros al respecto y a consultar antecedentes que me permitan ir delimitando aun más mi investigación.

Parte del compromiso de escribir en este espacio es dar fe del avance en mis posiciones a partir de la adquisición de nuevos conocimientos y de la lectura de libros los cuales serán presentados a manera de informes. Nos vemos pronto...

Algunos errores que se deberían evitar:

En el planteamiento de mi forma de entender la situación de los jóvenes en la sociedad coloqué el término categoría social sin mencionar la fuente de la cual parto para caracterizar con este término a las juventudes. Esto evidencia mi falta en el uso de las fichas.
No menciono la fuente en el caso de los comentarios, de quién se trata, si es hombre o es mujer. En realidad no puedo describirla en este momento pero lo haré una vez que tenga una base de datos de las personas que entrevisto.

A partir de ahora sí voy a trabajar ordenadamente.


[1] El grupo es Estudios Peruanos de Comunicación. Para mayor información visitar: http://grupoepc.blogspot.com

miércoles, 25 de marzo de 2009

La TETA que perdió el miedo


La teta asustada narra la historia de Fausta, una joven migrante que llega a Lima con su madre como consecuencia de la guerra interna que vivió el Perú en las dos últimas décadas del siglo XX. Su historia es la historia de muchas personas que vivieron una constante violación de sus derechos por parte de miembros de los bandos enfrentados. En el caso de Fausta ella nació luego de que su madre fuera violada por los militares lo cual, en la lógica de los personajes de la película, nos plantea que creció con la teta asustada, que es la forma de describir el hecho de que su madre le haya transmitido el miedo a través de la leche materna. Este miedo se expresa de muchas formas en Fausta, siendo una de los principales el haberse colocado intencionalmente una papa en la vagina como forma de protección ante una posible violación. Otro acto que refleja este miedo a la violencia es el hecho de no poder movilizarse sola y de depender de una familia, la de sus tíos y primos, que la acoge junto a su madre.

El móvil de la película es la muerte de la madre de Fausta, quien luego de haberla protegido de la violencia terrorista fallece finalmente en Lima, en casa de sus tíos. Este hecho va a generar un conflicto de sentido y de pertenencia en Fausta, quien al ver que uno de los principales elementos (su madre) que la une al espacio en el cual se desenvuelve en ese momento (la ciudad), se aleja y la deja sola, pierde la noción de posteridad y de arraigo en ese espacio. La ciudad no representa para ella una oportunidad para involucrarse con el “desarrollo” y la “modernidad”, que quizá sí representa para el resto de su familia. La ciudad representaría para Fausta solo un espacio transitorio de refugio en el cual transcurre una existencia por demás atada a una tradición arrancada de su propio pueblo. La persistencia del uso del quechua, como elemento de su actitud lingüística, nos demuestra que, aún en las condiciones urbanas en la que se desenvuelve, su imaginario y su sentido de posteridad se encuentran enlazados a otro tiempo y a otro espacio. La necesidad de enterrar a la madre en su pueblo natal es la necesidad de no traicionar ese imaginario y esa tradición. Significa así también cobrar aquella deuda contraída con un pasado que la condena y la limita.

La permanencia del cuerpo inerte es la permanencia de la tradición y la memoria. En la película el cuerpo pasa por un estado casi surrealista de no acceder a las leyes de la biología ni de la sociedad. El cuerpo no apesta ni se descompone, permanece intacto luego de todo el tiempo que transcurre entre el fallecimiento y el viaje. El hecho de no haber pasado por los trámites formales y la debida evaluación de las causas de la muerte nos hace pensar que estamos ante una figura casi etérea que se convierte en una excusa casi mágica en la película. Esto lo observamos en un momento de la película en el cual se ofrece un claro contraste entre el cuerpo y el vestido de novia: dos figuras simbólicas entre un inicio y un fin. Pese a ello el cuerpo es el último vestigio de aquello que nos perteneció, de aquello que es tangible y tarda en desaparecer. Es nuestro último bien sobre el cual tenemos el derecho de decidir qué hacer. Es por eso que esta figura representa aquello que se perdió en el tránsito del campo a la ciudad y aquello que aun queda marcado en la piel de la memoria. El retorno simboliza aquel encuentro con una posible raíz o con aquel pasado imaginado. Para Fausta es un vivir en aquel mundo del que solo tiene una versión y un vestigio y del cual no pudo gozar desde un inicio.

La película transcurre en medio de un encuentro entre cosmovisión andina y modernidad. Juan Ansión
[1] nos dice que existe una concepción de la modernidad en países como el Perú construida en función de la necesidad de reconocimientos negados por la sociedad, tales como el acceso a servicios básicos y a la tecnología. Esto va a generar que las nuevas generaciones busquen identificarse con marcas y estilos ajenos en su cotidianeidad lo cual les permitiría adquirir cierto reconocimiento social. En el caso de la película esta necesidad de reconocimiento, así como la persistencia de la tradición se van a reproducir en la boda. Mientras que para la joven que se casa este acontecimiento se presenta como la oportunidad para equipararse a figuras simbólicamente reconocidas por su generación, para la familia es la oportunidad del encuentro, de la celebración y el revivir costumbres. La película narra esta hibridación entre figuras cosmopolitas y andinas. Sin embargo este encuentro no es conflictivo, todo lo contrario, permite la complementariedad y armonía entre figuras.

El análisis hasta aquí realizado habla de una descripción de una Lima construida en base a presentes y pasados arrastrados, sin una culminación clara ni una orientación particular de entrelazamiento. Una Lima que emerge de aquello que es inpronosticable e incierto. La tradición se mezcla con el ideal de modernidad de la forma más natural y conviven sin descartarse uno del otro. La historia se convierte en un acto solemne con el que hay que cumplir por respeto a nuestros antepasados pero no permite que esto se convierta en traba para una construcción de una posteridad clara y venturosa.

La teta asustada es una película muy bien lograda con un argumento sencillo y con una capacidad para reflejar diversos imaginarios bastante notable. El rescate del quechua, aparte de ser un recurso de la historia para denotar un lazo con la tradición, representa una actitud ciudadana bastante loable en la directora. La musicalización del quechua es parte de la representación de aquella cosmovisión andina de la transmisión oral de la historia, así como parte de la práctica anónima del arte. Muchas de la letras son inventadas en el momento por Fausta. La música se convierte en el instrumento de la representación y de adecuación a la realidad. Es una comunicación interpersonal como intrapersonal que mantiene cierto estilo y código. Es por eso que cuando la patrona de Fausta le pide que repita los cantos ella lo encuentra hasta cierto punto extraño porque descontextualiza su sentido primigenio, su valor. Esto se exacerba cuando es musicalizado para un auditorio que va a descontextualizar aun más el sentido de su arte.

En un contexto político proclive al olvido esta película se presenta como una nueva práctica de proponer agendas, de reconocer imaginarios y de visibilizar voces comprometedoras. En comparación con Madeinusa, opera prima de Claudia Llosa, puedo decir que esta vez no hubo una utilización exagerada del hecho, ni de la cosmovisión andina. Presenta cada una de las voces en sintonía con la demanda del contexto. Es una historia cotidiana, de contrastes y de adecuación de contrastes. Muy buena.
[1] Ansión Juan. El diálogo intercultural, clave del desarrollo planetario. En Ciudadanías inconclusas. PUCP, GTZ. Lima, 2003

miércoles, 16 de julio de 2008

¿Qué es la pobreza?

Hola querido amigo. Puedo reconocer por tus palabras que tienes bastante interés por conocer las causas y las explicaciones de los principales fenómenos de nuestra sociedad. Creo que eso es algo que compartimos los dos, cada uno desde su propio espacio. De hecho quisiera compartir contigo algunas reflexiones sobre algunos problemas que nos han aquejado y que quizá he llegado a comprender un poco más. Haciendo una priorización de los problemas capitales que tenemos que afrontar como sociedad, puedo decir que la pobreza es el principal fenómeno que va a generar los males en la actualidad, pero, ¿alguna vez te has preguntado qué es la pobreza y por qué se genera?, ¿quién o quiénes son los responsables de la pobreza en el mundo?, o quizá ¿que debería hacer la sociedad para eliminarla?

Bueno te podría decir que la definición de lo que es ser pobre no es algo absoluto para todos los contextos. Por ejemplo un pobre de EEUU no será reconocido como tal en un contexto como el nuestro, debido al nivel de ingreso con el que cuenta y el acceso a servicios básicos del que goza. De igual manera podemos decir que un pobre peruano tiene mejor calidad de vida que un pobre africano debido a que aquel cuenta con algunas de las condiciones básicas de supervivencia (por ejemplo alimentos a través de programas sociales, un mercado y una economía más estable, entre otras). Pero aquí debemos hacer algunas precisiones. En los países del África la pobreza está casi generalizada, osea que la diferencia entre ricos y pobres no es tan marcada, cosa que sí ocurre en los países de América Latina, donde las tasas de desigualdad son las más altas del mundo.



Sobre la base de estos planteamientos podríamos decir que la situación en EEUU es mejor que la del Perú, pero que definitivamente ésta supera a la de los países del África, sin embargo la pobreza es injusta en mayor grado en el Perú debido a que los pobres cada vez se hacen más pobres y los ricos más ricos. De hecho estas situaciones no hacen que el problema de la pobreza sea menor en algún o en otro lado, o que debamos sentirnos mejor por ser menos pobres que los africanos. Definitivamente la situación de pobreza transgrede la condición de ser humano de los individuos debido a que no les permite desarrollarse a plenitud gozando de la principal virtud de la humanidad: la libertad, y esto trasciende el aspecto geográfico, político y cultural.

Pero aquí surgen más preguntas, ¿cómo deberíamos entender esta libertad? O mejor dicho ¿y esta libertad de qué nos sirve?

La libertad es la capacidad que tienen los seres humanos para decidir sobre el destino y las características que los individuos creen o asumen debería tener su existencia para alcanzar la felicidad o su realización. Un individuo ve mellada esta libertad cuando es coactado a realizar acciones que van en contra de su voluntad o que siente que transgreden su naturaleza o autoestima, estamos hablando de una violación de su derecho de autorrealización. Claro que para realizar las acciones que el individuo considera necesario para su autorrealización este debe contar con la capacidad para llevarlas a cabo. Estas capacidades adquiridas constituyen las oportunidades con las que el individuo cuenta a través de su desarrollo y que se las brinda la sociedad (el Estado, la familia, etc.). Estas oportunidades constituyen en su mayoría derechos naturales: derecho a un nombre, a una alimentación adecuada, a una educación de calidad, a seguridad, etc. Cuando un individuo carece de las oportunidades fundamentales para desarrollarse podemos decir que se encuentra en estado de pobreza y que por lo tanto su desarrollo no podrá ser asegurado y que se encontrará en desventaja en relación a otros y por lo tanto se verá obligado a realizar acciones que no le brindarán necesariamente satisfacción sino serán un medio para subsistir. En pocas palabras es un individuo que no goza de libertad y por lo tanto ha sido desnaturalizado de su condición humana. Podemos agregar que esta ausencia de oportunidades y sus consecuencias se van a convertir en factores fundamentales que van a reproducir las condiciones que lo limitaron en su entorno. Esto se llama en palabras sencillas: el círculo vicioso de la pobreza.

Ahora, un pobre es pobre es muchos sentidos. Las múltiples dimensiones que constituyen a un ser humano van a ser por ejemplo la dimensión económica, social, política y cultural. Cada uno de estos espacios está constituido por un conjunto de relaciones entre individuos que van a ir determinando su ser social. Pongamos el ejemplo de una persona que carga bultos en el mercado, que debido a que no ha tenido una buena educación y oportunidades laborales que le permitan salir de su situación de pobreza se ve obligado a asumir un puesto que no le produce mayores ganancias y que va perjudicando su salud. Este individuo va a desarrollar una serie de relaciones laborales en su entorno, por ejemplo con los vendedores, con sus compañeros cargadores o con los compradores. Luego se relacionará con su familia, con su grupo de amigos en el barrio, etc. Pero nos daremos cuenta que su posición económica no le va a permitir relacionarse fácilmente con otras clases sociales o que su arduo trabajo no le va a permitir informarse a cabalidad del escenario político y por lo tanto sus decisiones no van a ser muy responsables. Incluso debemos reconocer que en la sociedad que vivimos la voz de un cargador de un mercado casi nunca, por no decir jamás, es escuchada o tomada en cuenta. Políticamente va a estar excluido a menos que sea parte de una colectividad mayor o asuma un liderazgo lo cual le va a demandar realizar un esfuerzo aparte al que ya realiza. Si por ejemplo esta persona tiene rasgos indígenas o afrodescendiente, va a sufrir en algún momento discriminación. En resumen, hay muchas cosas que van a jugar en contra de esta persona y van a hacer que su condición de pobre se siga repitiendo. Si hablamos de la situación de las mujeres nos daremos cuenta que la situación se complejiza, esto debido a la cantidad de roles que asume la mujer en la sociedad.




De estas dimensiones que hemos mencionado debemos reconocer cuál es la dimensión fundamental o que de alguna manera van a determinar las características de los otros espacios.

OBVIO MICROBIO!!!


Muchas de las discusiones que he sostenido en base a propuestas políticas y de desarrollo han dejado sentir la necesidad de ajustar los primeros conceptos que todo científico social debe manejar. En este espacio dedico todo un ejercicio de reflexión a la construcción de los primeros conceptos basándome en mis supuestos básicos más profundos y recalcitrantes.

¿Qué es la sociedad?

La sociedad es una unidad sistémica y ordenada de conjuntos de organizaciones que actúan de manera interdependiente en torno a la administración de recursos físicos y simbólicos. Debemos partir de entender que la unidad de estudio en la sociedad no es el individuo, sino la organización de individuos, reconociendo en ellas una serie de lógicas particulares que van a ir determinando los diferentes roles que adquiere el sujeto a lo largo de su vida.

La razón por la cual denomino a la organización como la unidad básica de la sociedad es porque precisamente en ella se van a dinamizar las principales características de los individuos (prácticas sociales, sentidos del mundo, valores, etc.) y se va a producir el espectro de relaciones entre sujetos lo que los va a ubicar en una serie de interrelaciones que van a mediar y determinar el desarrollo de subjetividades, por ende de una subjetividad colectiva, una memoria y una identidad. Todo esto en función de los espacios donde se desarrolle el individuo y de las características contextuales tales como la economía, la política y la cultura, que también son producto de la interrelación de organizaciones.

La administración de los recursos físicos y simbólicos

Denomino como administración de recursos físicos y simbólicos a la actividad fundamental de las organizaciones humanas, las cuales ordenadas en base a una lógica determinada van a desarrollar una serie de redes y soportes que van a determinar la forma de distribución de estos recursos. Esta lógica va a ser una fuerza impersonal construida en base a una ideología dominante y a discursos que justifican las acciones de los individuos.

Cuando hablo de administración de recursos físicos me refiero a la distribución de las riquezas producidas por el conjunto de las relaciones económicas. Considero, adscrito a una concepción dialéctica materialista, que estas relaciones van a condicionar la existencia y forma de las otras relaciones (políticas, culturales, etc.) No me refiero a que van a determinar de manera mecánica, sino que van a establecer una fuerte influencia, por ejemplo, en las relaciones entre grupos culturales, en las relaciones entre géneros, el acceso a la educación y al ejercicio de la ciudadanía.

Siguiendo esta lógica, podemos decir que el origen de la pobreza va a ser la inadecuada distribución de la riqueza y de la falta de acceso de la población al ejercicio productivo. Este tipo de distribución será producto, por un lado, de la existencia de una serie de instancias e instituciones que van a naturalizar y justificar las diferencias; y por el otro, de la aplicación de una serie de limitantes al de la toma de decisiones respecto a la distribución. Estas instancias e instituciones van a ser los aparatos ideológicos del Estado
[1], tales como la educación, la religión, las leyes, entre otras. Mientras que las limitaciones van a ser las formas institucionalizadas de discriminación alimentadas por los discursos dominantes. Todo esto contribuye a establecer un modus vivendi, propio de la sociedad. Claro que estos procesos son dinámicos y producen una serie de conflictos ideológicos y discursivos al interior de estas, con las cuales se van transformando las estructuras en las que se basa la sociedad.

Cuando me refiero a la administración de los recursos simbólicos, me refiero a las formas en que se va a producir el capital simbólico en la sociedad. Podemos decir que el hombre vive en “una nueva dimensión de la realidad”
[2], en un “universo simbólico”[3]. Por esto podemos decir que el individuo que vive en sociedad no solo vive en medio de una configuración social, económica y política particular, sino también en medio de una configuración sistemática simbólica que significa y que constantemente está significando una serie de valores, roles y percepciones sobre la situación que vive.

El rol de la comunicación

Para que se logre esta mediación se va a producir el fenómeno de la comunicación, el cual lo definimos como la relación objetiva e intersubjetiva que va a generar procesos de intercambio en los individuos que van a afectar las dimensiones de lo fáctico y de los simbólico, del hecho y de su representación, de lo vivido y lo imaginado. Estos intercambios se producen en un conjunto de relaciones asimétricas en lo político, económico, social y cultural. Estas diferencias no solo van a influir en las mediaciones y representaciones sino que van a ser representadas produciéndose procesos, en muchos casos de disociación ideológica, en el tema de lo económico, etc.

El desarrollo es un factor interviniente en la dinámica de interrelación de los individuos porque va a alterar las representaciones, usos y acciones en torno a un tema. Más aun, el desarrollo es un espacio de diálogo y de interrelación en sí mismo, debido a que se va a producir en la medida que se cuestionan las estructuras y manifestaciones de fenómenos que no permiten un adecuado estándar de vida para la sociedad. No podemos hablar de desarrollo en bloque, hablamos de desarrollo en función de la diferencia. Es por esto que la apuesta desarrollo es una hipótesis de nuevas formas de interrelación entre los individuos para combatir la diferencia. En el tema de la pobreza se trabajan las relaciones económicas, en el tema de la discriminación, las diversas relaciones sociales, culturales y políticas que van a hacer posible la discriminación; en el tema de género, se trabajan las diferencias en la relación hombre mujer y su significación en la sociedad.




[1] ALTHOUSSER, Louis. Aparatos ideológicos del Estado
[2] CASSIRER, Ernest. Antropología Filosófica … p. 47
[3] Op.Cit.

sábado, 24 de mayo de 2008

La construcción del desarrollo

En el presente texto intentaré construir un concepto de desarrolllo en base a la observación realizada en dos espacios diferenciados geográfica y culturalmente, Lima y Chincha. Para ello haré una conceptualización del desarrollo desde una mirada amplia y poniendo énfasis en lo comunicativo.
¿Desarrollo o desarrollos?

Como todas las construcciones sociales, el concepto de desarrollo es una selección arbitraria de experiencias que cruzan la dinámica del ser y ordenan, sistémica y holísticamente, los sentidos de las diversas relaciones sociales en las que el individuo se inserta en su vida diaria. Este tipo de relaciones van a estar construidas en torno al rol que asume la colectividad y la individualidad desde una perspectiva de futuro, marcada por la pauta de la comparación. Una comparación entre una realidad dada y una construida, entre el ser y el deseo.
Los individuos asumen y construyen desde diversos puntos de vista una movilidad de las situaciones que viven. Podemos decir que el ser humano es la única especie que puede tomar control de su contexto y transformarlo, mas aun, puede planificar las características de este contexto. Tal capacidad haría del ser humano la máquina del bien por excelencia, pero aquí viene una pregunta: ¿por qué entonces aun no ha llegado a un acuerdo sobre el tipo de sociedad que beneficiaría a todos sus integrantes? Una de las respuestas podría ser las diferentes concepciones que van a cruzar los sentidos de posteridad y que van a estar marcadas y aseguradas por un sistema político, económico y social, el cual, influenciado por una serie de variables históricas y culturales, van a generar sentidos de desarrollo, muchos de ellos en conflicto con los predominantes.
Partimos por concebir que las personas van a diferenciarse de diversos modos: por creencias, por estilos de vida, por género, por capacidades, etc. Estas diferencias van a configurar una serie de identidades en torno a la generalidad y a la particularidad, articulando un conjunto de elementos simbólicos que van a particularizar al individuo, y el individuo se va observar en una serie dinámica de hechos. Norma Fuller nos va a decir que la identidad es un reconocer nuestra trascendencia como ser en el tiempo (Masculinidades, cambios y permanencias), por lo tanto vamos a tener una historia y un futuro. Parto de identificar las identidades para explicar los sentidos de la posteridad, lo cual me vincula necesariamente al desarrollo. Ahora, desde un punto de vista inductivo, reconozco en esa identidad un contexto condicionador que establece comunidades de sentido e identidades. Urpi Montoya va a reconocer este contexto como un espacio simbólico en el cual se van a establecer una serie de bagajes culturales formados a partir de una interacción entre culturas, las cuales van a establecer diversos tipos de combinaciones establecidos como actuaciones (Entre Fronteras. Convivencia Multicultural Lima Sigo XXI)

viernes, 4 de enero de 2008

ITINERARIOS

Itinerarios es un conjunto de reflexiones realizadas en determinados puntos cardinales de mi vida. En esos momentos sentía como una necesidad el realizar un análisis más profundo de las cosas que me rodeaban. Sin embargo, muchos de aquellos primeros pasos como ensayista se perdieron en el bosque oscuro de mi subjetividad, no permitiéndome compartir con ustedes todo la producción que tuve en ese momento. Creo que el camino del pensador es un constante reconocimiento entre lo humano y lo social, dos espacios muy bien demarcados en personas conflictivas como yo, que aun no pueden encontrar la confluencia entre el ser y el contexto.
Muchos de estos artículos están incompletos, pretendo continuar algunas de las reflexiones hechas, pero no repararé en ellos sino en la medida de los comentarios que me puedan ofrecer. He aquí una humilde esfuerzo por ser mejor.

La represión del Tánatos



13 de agosto de 2007

Hoy fui al Cerro San Cristóbal para poder pensar a solas, me sentía muy mal por todo lo que había hecho el día anterior. Luego de reflexionar en muchas cosas y de advertir mis culpas y las causas que me obligaron a hacer lo que hice, me di cuenta que había sido bastante intelorante con la gente que me rodeaba y que la tolerancia que usualmente me propongo tener, implicaba un costo muy alto para mi tranquilidad. Yo mismo había hecho una prueba al tratar de convertirme en una persona tolerante, intentando olvidar muchas malas experiencias e intentando llevar a cabo un plan de vida equilibrado y optimista.

Incluir a los demás en mis valoraciones, darles un trato amable a pesar de la complejidad de la situación me fue mermando la capacidad de asquearme de algunas cosas, porque me obligaba inconcientemente a no asumir una parte de mí que existía y me pedía que le diera también un espacio. Me doy cuenta también que si no hubiera asumido un estilo de vida como el que llevo en el que me enajeno de mí mismo, no podría sentirme bien socialmente. ¿Es que acaso la esencia de la vida social es la propia enajenación del ser?

Ayer comprobé, con mi experiencia, cómo la civilización ejerce una represión constante al Eros (el instinto) propuesto por Freud, así también, cómo es que en este proceso se desarrolla el Tánatos (la fuerza de autodestrucción) y me di cuenta que mi Tánatos estaba muy presente en las cosas que hago.



Ahora que lo pienso mejor hay muchas personas en este mundo que reprimen las secuelas propias de una herencia no solo social, producto de una historia llena de derrotas y sufrimientos, sino sicológica que se alimenta con la discriminación y el prejuicio latente en muchas formas de comunicación del hombre. Una persona que no cuenta con los espacios suficientes para asumir una discriminación no solo étnica, cultural, económica sino de esencia como hombre, se ve forzado a asumir comportamientos dictados por las construcciones discursivas sociales autodestructivas que vejan su orgullo.

Un desempleado reprime su instinto de repuesta ante la discriminación alimentando su odio hacía sí mismo ya que la sociedad reprime la protesta. La sociedad recorta mecanismos de catarsis hacia una búsqueda de un trato justo, con mecanismos represivos. Para mí, el instinto del hombre por buscar una igualdad es parte de un instinto mayor que ha construido las diversas sociedades por las que ha transitado el ser humano. Esta forma especial de represión ideológica, moral y sicológica que se produce en la sociedad, se produce a través de mecanismos sutiles que confunden la dirección del crecimiento del Tánatos. Este Tánatos se proyecta hacia el hombre mismo, indivisible, ya que no solo se siente reprimido sino impotente por no encontrar la causa última de su represión y busca su propia autodestrucción.

La civilización entonces buscaría que las personas asuman comportamientos vergonzantes a través del conformismo y el aletargamiento ante una situación concreta. ¿Ésa es la causa de los suicidios en este país? La civilización entonces no sería una parte natural del desarrollo de la sociedad sino una sistematización de las fuerzas individualistas presentes en cada uno de nosotros creadas en un contexto propio como el capitalismo.

Necesitamos examinarnos internamente, la causa principal de la desgracia del hombre es que su juicio y sus razonamientos no le sirven para ponerse de acuerdo y establecer una forma para salir de esta situación tan lamentable porque vive inmerso en una lógica externa a él, que quizá no comprende pero que hace que desarrolle una subjetividad que a su vez establece las bases morales para el mantenimiento de este orden. El hombre ya no conversa consigo mismo, vive preocupado por cuestiones simbólicas propias de su universo como el poder y el dinero. El hombre ya no se examina, no se da un tiempo porque está buscando cómo sobrevivir al día siguiente y cómo seguir vivo luego de tanta explotación.
Aquel día, luego de aquella meditación en el Cerro San Cristóbal pude encontrar algunas maneras de salir de esta depresión, me sirvió mucho conversar conmigo mismo, quizá eso le falte ahora a la humanidad, pero aun esta idea debe pisar tierra.

La esencia de la cultura

21 de agosto de 2007

Ayer conversaba con un amigo sobre el tema de la identidad y la conservación de la identidad en una comunidad así como de la esencia de las cosas, tales como la cultura. Me pareció un tema interesante que surgió de una comparación entre el metall clásico y el new metall. En realidad yo no conozco mucho sobre el tema, ya que solo soy un simple degustador de los placeres que ofrece tamaño arte. Pues bien la discusión empezó al mencionarse que el metall había perdido su esencia inicial al haberse mezclado con nuevas tendencias que lo estilizaban tales como las mezcladoras de sonido o los sintetizadores, posterior a eso mi amigo argumentó que uno de los principios de toda cultura es la conservación de su esencia porque si no, pasado un tiempo de contacto con otras culturas, superiores en muchos de los casos, no podrían reconocerse las características iniciales de dicha cultura.

El argumento principal de esta afirmación es la existencia de una esencia en las cosas. En este caso la existencia de una esencia particular en las cosas es un tema que no podría ser probado a partir de la experiencia. Imaginemos que tengamos que buscar la esencia de lo peruano, tardaríamos años en reconocer las distintas formas de expresión y manifestaciones de cada una de las subculturas integrantes de la gran cultura que sería el Perú. Hagamos más particular la referencia y solo busquemos la esencia de la cultura criolla y nos enfrentaremos con un problema tan abstracto que no podría ser abordado sin considerar las diferentes etapas que vivió a lo largo de su historia, sin considerar el mestizaje, las apropiaciones simbólicas de una cultura matriz como la española y su readaptación a un contexto diverso como el Perú. Al final de dicha búsqueda solo tendríamos en cuenta manifestaciones tradicionales, particulares, de comportamiento, de valoración, etc. Todas ellas como parte de un sistema cultural referencial. Recordemos que las personas buscamos un referente en dónde ubicar nuestros orígenes y por lo tanto nuestras características. Eso sería la cultura criolla, un punto cardinal en nuestra historia en donde se ubican un conjunto de atribuciones comportamentales, culturales, políticos, entre otros, con una proyección hacia nuestros tiempos a partir de diferentes formas, porque aun entre criollos existen marcadas diferencias. Una de estas particularidades podría ser la posición de clase. ¿Podemos por lo tanto decir que esta cultura ha perdido su esencia primaria o quizá, que la ha mantenido hasta nuestros días y por lo tanto considerar en algunos casos a criollos netos y a otros imitadores de criollos, tal como el razonamiento de mi amigo?

El instinto de conservación se convierte en una política de reconocimiento de diferencias y de conservación de éstas, de estancamiento de procesos de mestizajes. Una cultura es lo que es su historia y en la historia ninguna cultura se ha mantenido al margen de otra. La existencia de personas a mí alrededor me genera un conjunto de sentidos de existencia, de las metas que quiero realizar, de costumbres, de formas de expresarme, puedo decir que ellos han influido sobre mí. Todos somos parte del cambio de la vida de otras personas, de manera directa o indirecta, de manera positiva o de manera negativa. De lo que podemos estar seguros en esta dinámica de la existencia es que nunca conservamos una sola esencia, al contrario siempre estamos en búsqueda de ella a partir de nuevos contextos y situaciones a las cuales no enfrentamos cotidianamente. Allí radica el significado de la identidad, como la representación imaginaria del rol que asumo en determinado espacio a partir de la aceptación o rechazo de ciertos patrones comportamentales de los discursos dictados por la cultura y por las normas sociales. Esa representación imaginaria entra en acción al momento de manifestar mis características en el vestir, en el habla, etc. Y es a su vez contrastada con este espacio generándose conflictos, negociaciones, readecuaciones de los sentidos de dicho espacio, nuevas configuraciones culturales. Estas estrategias discursivas personales se presentan de una manera más compleja entre las diferentes culturas que constituyen este país, a partir de ellas se generan una serie de espacios sociales de comunicación y, más allá de eso, como manifestó Urpi Montoya Uriarte en su libro Entre Fronteras, nuevas actuaciones que surgen a partir de la confluencia de los diferentes bagajes culturales que conforman el espacio simbólico en el que vivimos.

Los seres humanos nos encontramos organizados por un sistema social encarnado en el Estado que va determinando nuestra posición en el proceso productivo y a su vez nos encontramos organizados en una red de interrelaciones entre sujetos que le da impulso y orden al sistema. Esta situación determina también nuestro ser social a partir del cual establecemos y generamos una existencia simbólica estableciendo nuestros límites espaciales, temporales y de trascendencia en la historia. En esta red de interrelaciones es imposible escapar a la influencia entre seres humanos. Para Comte esta era la condición esencial por la cual no podíamos considerar al hombre como un ente de estudio objetivo. Por lo tanto, y respondiendo a nuestro tema de conversación, si pudiéramos hablar de una esencia de las cosas ésta radicaría en la adaptabilidad a los diferentes contextos que se presentan en su existencia, diríamos que es una realidad dinámica, siempre en búsqueda de sí misma. El instinto de conservación ignora esta característica y genera una serie de nacionalismos que distorsionan el proceso de encuentro entre culturas.

Es cierto, estos encuentros se producen siguiendo las lógicas del mercado de la competencia y de la asimilación, de la supervivencia del más fuerte, pero aun así las culturas no desaparecen. Nada desaparece en este mundo, solo cambia de forma. Debemos atender a un problema mayor para entender las dinámicas entre culturas que son las leyes del mercado que se convierten en las lógicas de vida y que rigen toda existencia en este mundo. Allí entramos en otro debate, pues si consideramos estas lógicas como parte reglamentaria de los procesos culturales aceptaríamos también al cine comercial, a la música comercial como arte. La adecuación a estos tiempos de compra venta genera una serie de distorsiones en las manifestaciones de las culturas y trastoca las características de lo humano. Espero que sea parte de otro debate y podamos encontrar una respuesta. Vuelvo a abrir otra página en mi vida.

La actitud lingüística

23 de agosto de 2007

Ayer escuché mencionar a una estudiante de Lingüística el tema de actitud lingüística en las personas lo cual me llamó la atención debido a la explicación que realizó de dicho fenómeno. Tal consiste en la actitud que asumen las personas quechua – hablantes que al estar insertos en un medio tan particular como Lima conservan la lengua materna como una cuestión de identidad pero que no constituye mayor valor en las nuevas relaciones que van generando en sus actividades cotidianas.

Esta situación que se observa en el uso de una lengua puede ser explicada a partir de una lógica de relación entre sujetos establecida en la sociedad colonial a partir de discursos construidos en base a situaciones que suponían un asimetrismo entre los sectores que componían la sociedad y que actualmente persisten en nuevas manifestaciones y configuraciones del imaginario colectivo. La cuestión de asumir una actitud negativa frente a una particularidad del propio ser implica una readaptación del sentido del propio ser humano y que afecta por consiguiente su cosmovisión estableciendo formas de relación que respondan a la violencia ejercida por presión de la sociedad. Un ser humano enajenado no constituye parte de una acción de negociación social debido a que no estará conciente ni seguro de las características con las cuales puede establecer lazos de parentesco, puede discrepar o ceder.

Cómo puede construirse un ambiente de tolerancia si no se establecen principios claros de aceptación en la sociedad a las formas principales de manifestación cultural como es la lengua. Recuerdo que cuando dos congresistas, entre ellas Hilaria Supa, decidieron realizar el juramento frente al Presidente del Congreso en quechua fueron extrañamente vistos por sus compañeros. El debate frente a la propuesta de discutir los temas en el Congreso en diversos idiomas fue parte de un proceso de esclarecimiento y de manifestación de las principales contradicciones en las cuales vivimos en sociedad. Pienso que los medios de comunicación no supieron ahondar en el tema de manera pertinente debido a que se abordaba el tema desde un punto de vista pragmático creyendo que la traducción solo generaría alargar innecesariamente los debates debido a que todos podían comprender fácilmente el español.

Ahora, esta situación no ha quedado zanjada aun. Pienso que deberían realizarse mayores esfuerzos para lograr una inclusión de nuevas manifestaciones culturales en nuestros espacios de representación. No olvidemos que la sociedad está compuesta por un conjunto de valores sociales que dictan las formas de asimilar los fenómenos sociales y de asumir un comportamiento determinado frente a una situación. En este caso los valores que existen respecto a la conservación y uso de una lengua por parte de un conjunto de personas no están consolidados y menos aun con actitudes como las manifestadas por el Congreso.

La lengua es una forma particular de aprehensión del mundo que posee una cultura, el uso en relación con otras lenguas forma parte del mestizaje entre sujetos. Este proceso tiene que formar parte de una política de tolerancia entre las personas. Propongo que la tolerancia sea entendida como una forma de inclusión simbólica de la configuración del sentido de los hombres en los imaginarios de las personas que toleran. Es decir, que para poder ser tolerante debo incluir en mi mirada la mirada ajena. Ningún hombre asume la existencia de otro sin transformarse en ese proceso. Plantear la tolerancia entre las culturas con diversas lenguas y costumbres supone una asimilación de ambas lógicas en miradas particulares construidas. Esta propuesta me recuerda a los principios de la intersubjetividad utópica que supone un intercambio y transformación en las personas a partir del contacto con otras personas. Según Alejandro Diez esta mirada no puede ser planteada como una acción real debido a que en la realidad las relaciones intersubjetivas se producen en un conjunto de relaciones asimétricas que suponen el uso del poder y de medios de represión en la sociedad. Ser concientes de eso generaría observar un conjunto de conflictos entre culturas en las que una cultura que tiene una mejor posición tanto económica como cultural absorbería a otra. Aquí entramos en otro tema que es la hibridación de culturas propuesta por Néstor García Canclini. Pero eso es parte de otro tema que hace falta aclarar.

El sentido de la comunicación

Uno de los principales postulados que tengo en cuenta es que la dinámica y, principalmente, el sentido de la comunicación tanto como cualquier otra actividad social que realice el hombre están determinados por su cultura. Qué quiero decir con esto, que las principales formas de socialización que tiene el hombre (incluida la comunicación) están constituidas por un conjunto de normas, códigos, símbolos y valoraciones establecidas y construidas en sociedad implícitamente. Esto debido a que las distintas formas de actuación en sociedad son dictadas principalmente por la cultura: cómo vestirse, cómo saludar, cómo comunicarse, etc. Cuando entablamos conversación con una persona en nuestro vecindario utilizamos una estrategia determinada que nos sirva para conseguir nuestro objetivo: obtener información, charlar o simplemente ser cortés. Por el contrario conseguir una amistad en una gran empresa tiene adquiere otra dinámica pues aquí los roles se construyen en base a otros objetivos.

Así como en cualquier otro espacio, las formas de comunicarse son distintas. Ahora, este pequeño ejemplo nos permite reconocer cómo no solo se construye formas (dinámicas) de comunicación en cada espacio sino se construye también un propio sentido de la comunicación y además particular a su contexto. Esto nos lleva a reconocer los sentidos de la comunicación más allá de los sentidos que se producen a partir de su acción. Este sentido se construye constantemente en los diversos espacios de socialización: en el trabajo, en la escuela, en una plaza, en el vecindario, en un estadio, en un autobús, etc. Y como es natural a cualquier ejercicio de interacción, la cultura dicta las pautas de interrelación entre ambos sujetos. Cuando las interacciones se realizan entre sujetos que pertenecen a una misma cultura, las normas, valoraciones y códigos son aceptados con facilidad y existe una fluidez en la comunicación. Cuando los procesos se llevan a cabo entre sujetos culturalmente distintos, es que las formas de comunicación entran en conflicto y en una variabilidad constante en el espacio y en el tiempo. Cuando existe una relación asimétrica de poder entre ambos, la comunicación se vuelve un mecanismo de dependencia entre uno y otro produciéndose un juego de complicidades (esto ocurre, por ejemplo, entre los medios de comunicación y la población).

El sentido, a diferencia de las formas, son las características que se asumirán subjetivamente y forman parte de un mundo exclusivamente humano. Las formas, por su parte, son características manifiestas de la acción del hombre. A veces éstas son dictadas por la presión que ejercen ciertas relaciones de dependencia. En este caso, las características de la relación no permitirían reconocer el potencial comunicativo que posee cada uno de los actores. De allí la importancia de encontrar principalmente los sentidos de la comunicación que se producen en cada una de las acciones que se llevan a cabo en la sociedad. Tener esto claro permitiría, por ejemplo, a las organizaciones que trabajan en busca del desarrollo, generar potencialidades de comunicación en los propios actores y que no sean solo simples receptores.

Creo que ese fue uno de los puntos flacos en las acciones de los movimientos reformistas de este país: simplificaban las formas de comunicación a simples formas de propaganda y de convencimiento, dotadas, en ciertos casos, de ciertas formas particulares de fe. Pienso que al incluir el campo de la subjetividad en las teorías reformadoras del mundo podríamos tener más éxito.

Luego del terremoto del 15 de agosto

Luego del terremoto del 15 de agosto, algo que me pareció muy interesante reflexionar fue el tema del carácter o sentido de las donaciones. Qué implica este acto del ser humano más allá de la manifestación de la solidaridad. En todo caso ¿a qué esencia apelamos en el hombre cuando reclamamos una ayuda para las personas que han tenido menos suerte que nosotros? ¿Acaso es parte del aprendizaje en la sociedad la solidaridad con las personas que menos tienen? Entonces, ¿por qué siguen existiendo injusticias en todo el mundo?

Al parecer los actos de solidaridad solo son estimulados en casos muy particulares que reclaman, por un momento, un alto a una lógica de existencia atropellada que considera a la competencia económica como la madre de nuestras obras y el futuro de ellas. Traigo a colación este tema debido a las opiniones que he venido escuchando en estos días en los que se han establecido una serie de sentidos de solidaridad en las personas contraponiéndolas, con una mirada “realista” de las cosas, a la indeferencia tan presente en ellas.

Puedo entender el comportamiento indiferente en los hombres a partir de una explicación del orden económico que nos toca vivir, el cual establece el carácter de las relaciones entre las personas como un medio para conseguir construir o mejorar el proceso productivo de una sociedad cada día más voraz y exigente con el esfuerzo del hombre. El hombre construye una gran riqueza todos los días que muchas veces no ve ni puede, menos aun, disfrutar. Es como si existiera en el hombre un instinto por producir todos los días y que, a su vez, tal instinto no le permitiera reflexionar hacía dónde se dirige tal esfuerzo. Lo más seguro es que nadie disfrute de tamaña riqueza sino, por el contrario, que todos los días circule por miles de manos que compitan por tenerla el mayor de los tiempos. Este movimiento se produce a partir de la competencia entre los hombres.

Tal configuración de las cosas genera los comportamientos y, más allá de eso, las primeras concepciones y creencias acerca del mundo. El hombre compite todos los días y no sabe por qué, simplemente lo hace, y sin embargo justifica esta acción en razonamientos tales como es algo natural, al hombre siempre le va a interesar primero su conveniencia o siempre van a existir ricos y pobres, gente que tiene más y gente que tiene menos. Obviamente, en este orden de cosas siempre van a existir personas que no tienen, incluso, nada en la vida y esto debido a que en competencia siempre alguien gana y otro pierde. Lamentablemente los grandes perdedores de este mundo son los pobres, víctimas de atropellos y encarcelados en prisiones invisibles (discriminación, exclusión, entre otras taras que la sociedad crea para proyectar sus frustraciones) que no permiten que puedan siquiera asomarse a competir. Y lo más horroroso de todo esto es que el hombre se vuelve indiferente con su hermano permitiéndolos morir.

Es interesante por ejemplo lo poco que puede significar una decena de muertes a comparación de un número mayor, y es más interesante observar sus reacciones a partir de las situaciones en las que se producen estas muertes. La población se entristece cuando ve en los diarios que un avión cae y mueren cuarenta personas y se mantiene indiferente cuando se desbarranca un camión y mueren 70. Lógico, la sensibilidad tiene una serie de requisitos. Ahora, el hombre es indiferente no por naturaleza, sino producto de la naturaleza de la sociedad que él ha creado.

De alguna manera es comprensible el carácter indiferente del hombre. Ahora, reflexionemos acerca de las donaciones. ¿Cuál es su carácter y qué implica su existencia? Empezaré proponiendo que el acto de donación es una cuestión de actitud y supone una acción de reconfiguracion del sentido de solidaridad con las personas construyendo nuevas concepciones de valoración del otro, buscando incluirlos dentro de nuestros espacios simbólicos de existencia. Procedo a explicar esta propuesta. Creo que hemos partido de una explicación del orden que va configurando la valoración del hombre como una competencia antes que como un semejante. Alrededor de esta valoración existen una serie de supuestos básicos asentadas en nuestras formas de relacionarnos que rechazan una colaboración con el desarrollo de las otras personas. Osea nosotros no apoyamos a otros a menos que hayan caído en desgracia o en situaciones que los discursos preponderantes de la sociedad consideren que ameriten una ayuda. El mundo se indigna cuando ocurren estas cosas y realiza una serie de acciones para rescatar una parte de lo que es considerado esencia humana. Allí surge la solidaridad en las personas, con el hermano caído, pero caído en situación extraordinaria que lo hace visible. Se produce una contradicción en los supuestos de las personas porque se genera un choque con el orden del mundo que no admite una conducta asible y solidaria con los demás. El hombre interpreta a su manera la forma de solidaridad que asumirá de acuerdo a sus experiencias particulares y a su formación y valores. Es por eso que encontramos personas que donan y otras que no, entre ellos, algunos asumen la importancia de tal acto pero no sienten algo que los obligue. Al final nadie me dirá nada si no colaboro porque no es una obligación. Entonces si asumimos que la solidaridad no es una constante en el comportamiento del hombre debemos tener más cuidado al momento de convocarla ya que las personas tienen formas muy particulares de recepcionar los mensajes.

lunes, 20 de agosto de 2007

Comentario a Love Liza (Todd Louiso)

La tragedia tiene muchas formas de expresarse: el drama, el llanto, la locura, la ironía, la soledad. Sus consecuencias son de igual manera variadas. Las manifestaciones artísticas eligen siempre una forma específica, un mensaje, un sentido ante una determinada situación. Entonces por qué una obra como Love Liza trastoca estos espacios unicausales generados por la tragedia y nos hace creer que puede llevarnos por el camino dulce del arrepentimiento, del amor incondicional, de la esperanza cuando en realidad nos lleva por el amargo destino de una embriaguez desolada, de una muerte inacabable (la muerte de Liza), de destinos misteriosos y autodestructivos.

Las formas artísticas en la película dan paso a la locura, al llanto disimulado, a la pasión. Al principio podríamos creer que Wilson es una persona desequilibrada por el suicidio de su esposa, que su suegra también comparte cierto desequilibrio pero que pese a ello exalta las condiciones bondadosas de su ser (lo que le da cierto aire maternal) pero en realidad no se sabe nada de ambos. La vida misma es un complejo ejercicio de predicción. Los actores dramatizan esa complejidad haciéndonos creer la simplicidad de sus vidas, de las situaciones cuando en realidad esconden muchos misterios. No se tiene certeza de los personajes mas que de sus acciones concretas relegándose en estos el por qué.

Wilson y su suegra comparten este estilo de la película en cada uno de sus acciones. Wilson se abandona a una actividad ciega que debería ayudarlo en el proceso de olvidar a su esposa pero que poco a poco empieza a alterarlo. Si sumamos a eso la adicción de Wilson por la gasolina entonces estamos frente a un caso de depresión con manifestaciones de locura e irónicamente emoción por vivir la vida. Se asume que la vida es un juego debido a que ya nadie le otorga la importancia debida. El sentido pierde la cordura y es permitido todo. El amigo de Wilson excusa cada acción con la muerte reciente de Liza.

Pero esta actitud genera situaciones que trascienden la inocencia de un sujeto deprimido. La imagen de dos niños drogándose con gasolina es más que horrible. Las continuas explosiones de Wilson aparecen, en la forma, como un momento de locura pasajera, aceptable. Y es que así se va adaptando una situación tan horrible como afrontar la muerte de una esposa. La película es una constante embriaguez de la vida y sus tragedias. Las constantes inhalaciones de Wilson son justamente el combustible de la película en ese afán de mostrarnos un momento de triste locura.

El caso de la suegra es más que notable. Al final no se sabe debido a qué adquiere su semblante. La preocupación es expresada en formas que llevarían a desconfiar de sus buenas voluntades. Parece que estuviera enamorada de Wilson, que sintiera algo más que simple preocupación por su incierto destino. ¿Por qué hacía las cosas que hacía? Dormir en el piso, llevarse las cosas de la casa de Wilson para proteger una carta. Simplemente, por qué parecía que estaba involucrada más allá de lo sucedido. La última imagen que se registra de ella resalta esa embriaguez en la que ahogaba su pena, que en su caso, no era conocida pues no se notaba el recuerdo de su hija en sus gestos.

La última escena de Love Liza es más que prometedora. La representación de un supuesto suicidio, un acto de fatal coincidencia, la culminación del acto de locura (del proceso en todo caso) el susurro de un acto parecido al del suicidio de Liza, la representación de lo eterno. La locura es una representación más de lo eterno. Wilson camina por las calles desnudo, pero aquello no trasciende las formas de lo sagrado. La muerte encierra múltiples posibilidades en la película. Un final magistralmente dejado abierto condensa la idea de la película, el misterio y la extrañeza de un acto tan simple pero a la vez tan incomprensible. Es bello y horrible, es la muerte y la locura, ya que acaso podríamos llamar así a la vida: una interpretación de la locura de nuestras tragedias.